Tenerife.- Juan Luis Guerra inició su conferencia musical a las 21:23 horas. Apareció en el interior de una cabina telefónica azul y desató la locura de las 18.000 personas que se dieron cita anoche en el recinto oficial del aparcamiento del Parque Marítimo santacrucero. Las otras cinco o seil mil que acudieron de oyentes (sin pasar por taquilla) también vibraron con una cita memorable: el intérprete estuvo sublime y la orquesta fantástica.
El artista dominicano no tuvo que hacer un gran esfuerzo para convencer al público. Le bastó con colar “Ojalá que llueva café” en la tercera posición de su escaleta para echar a rodar un espectáculo bien armado en el capítulo de luces y sonido. En diez minutos pactaron una rendición sin condiciones.
Juan Luis Guerra habló poco y cantó mucho. Al igual que ocurre con los buenos toreros, manejó una faena con la solvencia del que sabe como rentabilizar cada una de las embestidas. En medio de una cálida atmósfera carnavelera se anudó una actuación en la que fueron cayendo uno tras otro los grandes clásicos de su interminable carrera profesional. “Como yo”, “Tus besos”, “Mi bendición”, “El costo de la vida”, “Las avispas”… Faltaba la “Bilirrubina”, pero fue peor el remedio que la enfermedad. La gente pidió más y hubo varias propinas para despedir la noche en la que Guerra les hizo bailar.
Créditos: eldia.es / J. Dávila