Se podía haber titulado ¡Oh Rey! de la Bachata, emulando aquellas portadas deportivas que hablaban del Rey del fútbol, hace muchos años, el brasileño Pelé. Digamos que es algo parecido pero en el campo de la música latina.
El listón estaba alto tras las buenas actuaciones de Rosario Flores y Pablo Alborán… tras la magistral puesta en escena de uno de los tributos mejor montados que se hayan visto, “Dios Salve a la Reina”, capaz de derretir el Recinto Central de la Bajada. Pero esto, lo de la noche reservada para una gloria latina, es otro nivel. En sus espaldas hay más de 2 millones de discos vendidos y 18 grammis (por decir algunos números) y eso se nota. Se notó ante un público entregado a uno de sus ídolos musicales de toda la vida, al que esperaban desde hace años.
El Recinto Central de la Bajada colgó el cartel de lleno. Nueve mil personas, repetimos la cifra en números… 9.000 personas, vibraron en el colofón de las Fiestas Lustrales con el “Predicador”, como le conocen sus fans por vinculaciones religiosas. Sus “sermones” musicales son magistrales, sus letras han hecho historia y su ritmo de bachata y merengue suena a música celestial en un hipotético cielo de habla española, con una banda, sus 4.40, que se han convertido en uno de los referentes de la música latina, en embajadores de la tierra sudamericana, de sus costumbres, de sus valores.
La Palma, por historia, es parte sentimental de la otra orilla, a nadie se le escapa, y cuando llega el momento de expresarlo con la música ocurre lo que ocurrió la noche de este domingo en el cierre musical de las Fiestas Lustrales. Un concierto de esos para no olvidar jamás.
Además, por si alguien lo dudaba, el poder de convocatoria del Rey de la Bachata traspasa fronteras (aunque éstas sean océanos), traspasa saltos generacionales (solo había que ver los pibes de 16 años que habían en la cola), incluso credos y razas. Igual hay alternativos que buscaban otra cosa y prefirieron no ir, algo respetable, pero hay grandes a los que no se puede dejar de ver aunque sea una vez. Juan Luis Guerra es uno de ellos.
La admiración se hizo notar desde el primer minuto. El recinto hasta la bandera daba cierto ‘yuyu’, por esto de no estar acostumbrados a tanta gente en un espacio tan reducido. Tras la normal impaciencia del respetable, a las 21:15h comenzaron los acordes.
Él salió desde una antigua cabina de Teléfono… sus 4.40 ya estaban en escena minutos antes. El primer tema, ‘Cookies & Cream’, de su último disco que da nombre a la gira ‘Todo Tiene su Hora’… siguió con ‘Como tú no hay ninguna’ (año 2007). El público ya estaba flotando y solo iban dos. Hasta que llegó el éxtasis nada más empezar, en la tercera. Sonó ‘Ojalá que llueva café’ (1989), versión directo. Si estaba usted lector en el recinto en ese momento le pregunto: ¿quién no cantó esa canción?
Desde ahí, quedaban 1 hora y 40 minutos de espectáculo hasta las 23:00h, ya era solo recoger la cosecha. Y Juan Luis recogió aplausos, gritos, vítores, vivas, olés, lágrimas de alegría, corazones rotos, gargantas roncas, ¡la madre que te parió!… y más y más cariño. El público entregado cantó las eternas… “Bilirrubina”, “Visa para un sueño”, “Me enamoro de ella”, “El Niágara en Bicicleta”… con mención especial para un popurrí final con “Bachata Rosa” y “Burbujas de amor”, que sonó increíble. Un popurrí en el que seguro que cantaron hasta los despistados que cenaban detrás en el McDonals y los del ‘palco’ garantizado en los edificios anexos al recinto, arriba en San Telmo.
Antes de llegar al final de la reseña, permítanme un capricho… ahora sigo…. primero suspiro, la canto mientras la escribo: “Te regalo una rosa. La encontré en el camino. No se si está desnuda o tiene un solo vestido, no no lo se… Si la riega el verano o se embriaga de olvido, si alguna vez fue amada o tiene amor escondido. Ay ayayay amor, tu eres la rosa que me da calor, eres el sueño de mi soledad, un letargo de azul, un eclipse de mar…”.
Igual podría seguir, pero quiero que terminen de leer la crónica. Es Bachata Rosa, ¡qué maravilla cantarla con él!… Alguien capaz de escribir algo así, de componer de esa manera, bien merece que la tararee mientras termina de leer.
Mucha gente ya había visto por redes sociales (facebook, twiter…) el espectacular concierto que ofreció Juan Luis Guerra la noche anterior en Tenerife, incluso noches antes en Gran Canaria. Pero verlo aquí, en la Bajada, en directo, a pocos metros, pone los pelos de punta.
La Palma siempre recordará, al igual que lo ha hecho con otras noches inolvidables de buena música, el concierto de Juan Luis Guerra en la Bajada de la Virgen de 2015. Son de esos eventos que solo podemos ver muy de vez en cuando por su coste, que incluso hay quien critica porque entiende que no se pueden gastar tantos miles de euros en un espectáculo musical por muy Lustral que sea. Pero, dígame, ahora que lo ha visto, ¿volvería a traerlo? Abstenerse a responder los que, por voluntad propia y pudiendo hacerlo, no hayan querido disfrutar del momento. Su respuesta no computa.
Como dice el titular, por parte del que suscribe: Ojalá que… vuelva otra vez.
Créditos: eltime.es / Maikel Chacón / Foto: Carlos Aciego