La hora de Guerra en Miami.

JuanLuisGuerra_LGAL-GDC-4En una invitación a pasear por su historia musical y a conocer más de cerca las canciones de su nuevo disco, Todo tiene su hora, el artista dominicano, Juan Luis Guerra se adueñó del American Airlines Arena, el pasado sábado. El cantautor demostró, una vez más, que tiene repertorio para cantar noches enteras sin parar y que no necesita de tremenda parafernalia para entregarles a sus seguidores un show inolvidable.

El persistente músico hispano ha conseguido hacer generosas entregas de buena música, por más de 30 años, consiguiendo siempre llenar importantes plazas como el AAA, que por años seguidos le ha cumplido la cita juiciosamente.

Fue así como, esta vez, el músico arribó al escenario un poco antes de las 9 p.m., liderando a un público al que las piernas no le temblaban; 27 canciones, todas en algún momento de su carrera famosas, exitosas, conmovedoras, el alma de la fiesta, hicieron el sound track de una de las veladas más encendidas del año.

Cookies and Cream, tema de su más reciente disco fue el encargado de poner a todo el mundo de una vez en pie, para anunciar que la fiesta ya comenzaba y que no habría tiempo para estiramiento. Una brisa caribeña se paseó por todo el recinto, trayendo la alegría de las congas, la guacharaca, la guitarra, las trompetas y la tambora, para marcar la pauta a punta de merengue dominicano, de la mano de sus inseparables 4.40.

Una arena a reventar recibió a su artista con gritos y aplausos, con la emoción de verlo una vez más, después de dos años. La travesía –tema que consiguió el puesto número uno de los chartslatinos en el 2007– continuó en la misma onda merenguera de la primera canción, para luego darle paso a la clásica Ojalá que llueva café.

Tres paneles centrales y dos pantallas gigantes laterales pusieron la cuota visual de la noche, exponiendo apartes de algunos de los videos del artista –varios de ellos dirigidos por su hijo, Jean Gabriel– además de coloridas imágenes de aves y flores tropicales. Una cabina telefónica en medio del escenario le permitió al cantante jugar durante el show, entrando y saliendo de ella, haciendo “llamadas” como la que le hizo a su amigo Johnny Ventura, quien apareció de manera virtual para acompañarlo en uno de sus temas nuevos, De Moca a París.

La velada siguió su curso con temas como La llave de mi corazón y Mi bendición, esta última dedicada a su esposa.

“Esta bachata la compuse ya hace un tiempo, se la hice a mi esposa Nora, ya tengo 31 años de casado con ella; no importa cuánto tiempo ustedes tengan de casados, tienen que mantener el primer amor, siempre el primer amor: el amor es paciente y bondadoso, todo lo puede y lo soporta”, aconsejó Guerra, luego de saludar al público, país por país.

Sin hablar mucho, el artista continuó dándoles gusto a los asistentes con temas nuevos como Tus besos, y clásicos como El Niágara en bicicletaLa bilirrubinaA pedir su mano y Bachata en Fukuoka.

Guerra se despidió 20 canciones después, pero el público aún encendido lo trajo de vuelta dos veces más para disfrutarlo por siete canciones adicionales. Las avispas –uno de sus temas cristianos más sonados– clausuró la noche con uno de los mensajes favoritos del músico, uno de fe, esperanza y alegría.

Créditos: elnuevoherald.com / Sandra Palacios / Foto: Gastón de Cárdenas