Pocos músicos como Juan Luis Guerra han contribuido tanto a internacionalizar los géneros traídos de su tierra, entre los que destaca el merengue y la bachata. Conocido y galardonado a nivel mundial, es capaz de aparecer incluso en una breve conversación entre taxista y servidora justo antes de su actuación. «Durante los noventa sonaba día y noche en las discotecas. No canta este reggaeton que gusta tanto a los jóvenes, pero nos hacía bailar cuando ponían sus pegadizas canciones». Por supuesto, Guerra es mucho más que una ristra de hits bailables, pero lo cierto es que sentar cátedra a ritmo de bachata se la da tan bien como mover el esqueleto. Lo demostró anoche durante su concierto en el Auditorio Cortijo de Torres ante más de 6.500 personas. El cantautor dominicano caminó por la senda de los ritmos tropicales, con algún que otro guiño al son afro-caribeño, la salsa y el góspel.
Ojalá que… vuelva otra vez (a La Palma)
Se podía haber titulado ¡Oh Rey! de la Bachata, emulando aquellas portadas deportivas que hablaban del Rey del fútbol, hace muchos años, el brasileño Pelé. Digamos que es algo parecido pero en el campo de la música latina.
El listón estaba alto tras las buenas actuaciones de Rosario Flores y Pablo Alborán… tras la magistral puesta en escena de uno de los tributos mejor montados que se hayan visto, “Dios Salve a la Reina”, capaz de derretir el Recinto Central de la Bajada. Pero esto, lo de la noche reservada para una gloria latina, es otro nivel. En sus espaldas hay más de 2 millones de discos vendidos y 18 grammis (por decir algunos números) y eso se nota. Se notó ante un público entregado a uno de sus ídolos musicales de toda la vida, al que esperaban desde hace años.
Y Guerra los hizo bailar.
Tenerife.- Juan Luis Guerra inició su conferencia musical a las 21:23 horas. Apareció en el interior de una cabina telefónica azul y desató la locura de las 18.000 personas que se dieron cita anoche en el recinto oficial del aparcamiento del Parque Marítimo santacrucero. Las otras cinco o seil mil que acudieron de oyentes (sin pasar por taquilla) también vibraron con una cita memorable: el intérprete estuvo sublime y la orquesta fantástica.
Juan Luis dio mucha Guerra en Tenerife.
Juan Luis Guerra no decepcionó anoche a las 18.000 personas (entre las 15.000 entradas vendidas y los 3.000 pases VIP) que acudieron a su concierto en la capital tinerfeña, aunque cerca de otro millar de seguidores del artista dominicano disfrutaron del ritmo de sus canciones desde los exteriores del aparcamiento del Parque Marítimo al no haber podido conseguir una entrada por haberse agotado desde hace días. Estas cifras, según la organización, han batido el récord de su gira Todo tiene su hora Tour. Continue reading
Juan Luis Guerra pone a bailar a Santa Cruz de Tenerife.
Que la afluencia de público sería un éxito era algo que se sabía de antemano: unas 18.000 personas abarrotaron el parking del Parque Marítimo de Santa Cruz. Quedaba por conocer si el espectáculo también estaría a la altura. Y visto el resultado, poco o nada se puede objetar. Juan Luis Guerra demostró que sigue siendo uno de los grandes nombres de la música latina. Arropado por unos excelentes músicos y bailarines, ofreció un concierto redondo, vibrante. De los que quedan en la memoria.
Juan Luis Guerra combate el calor ante 12000 personas en Gran Canaria.
Juan Luis Guerra contagió anoche de ritmo y romanticismo a las 12.000 personas que acudieron a disfrutar de su concierto en el anexo al Estadio de Gran Canaria. El dominicano, viejo conocido de las Islas, supo poner a bailar a los congregados con una sabia combinación de temas recientes y otros clásicos. La actuación se encuadra dentro de la gira Todo tiene su hora Tour, que lo lleva por distintos puntos de la geografía española junto a sus incombustibles 4.40.
Juan Luis Guerra fogoso en Barcelona.
Barcelona.- Hace más de dos décadas que Juan Luis Guerra nos enseñó a situar la bachata en el mapa de carreteras de la música latina, al igual que hizo Carlos Vives con el vallenato, y su figura de cantautor tres en uno, bailable, romántico y comprometido, propició, en aquellos primeros años 90, sonados llenos en la Monumental y el Palau Sant Jordi. La enfermedad y la crisis mística, con conversión evangélica, enfriaron su carrera, pero poco a poco ha recuperado el pulso. Ahora es mucho más que el ídolo de moda de entonces: anoche, en ese Sant Jordi que tan buenos recuerdos puede traerle, se mostró como un clásico de la canción tropical, con éxitos atemporales y un consistente nuevo disco, Todo tiene su hora. Continue reading